Por fin, luego de ya varios meses de sufrir el sentimiento de fracaso y autoinsuficiencia, se aparece ante mí esa simple palabra en forma de epifanía.
Feliz con mi revelación, corro a comentarlo a quien sé le será más cercano.
Esperando anécdotas propias de "los mejores años" llenas de nostalgia y alegría, recibo frases del estilo de:
- "Ese edificio es un cochinero."
- "Ya no deben quedar ninguno de los buenos profesores..."
- "Pobre salida laboral."
- "Si lo que buscás es un poco de cultura general, quizás podrías probar historia del arte..." (Por lo cuál no sólo jamás demostré interés alguno, sino que poco se asemeja a mi descripción de "lo que buscaba"),
- "Quizás en otra Universidad... Quizás un curso de Literatura en cambio."
E inolvidable, la ganadora al premio por Menor Grado de Sutileza:
- "No sé. No creo que puedas triunfar en esto."
Pero ¡Ojo!, no planeo rendirme. Promesa, mañana mismo me meto a la página de la UBA para ver las materias.
(Y, sólo por si acaso, me compro la Guía de Estudiantes.)
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