Por la Ciudad.

Descubrí algunas de las razones por las cuales generalmente soy detestada por desconocidos en los transportes públicos. Paso a enumerarlas:

• Soy de esas que leen los diarios, libros y hasta mensajitos ajenos.

• Soy de esas que escuchan música a mil.

• Soy de esas que cantan en voz alta (y con los auriculares a mil, osea, muy probablemente desafine).

• Soy de esas que bailan, o como mínimo siguen el ritmo con los pies.

• Soy de esas que se cuelgan en la puerta del subte y la bloquean, y para colmo por tener los auriculares con la música a mil no escucho cuando le gente expresa sus sentimientos con un poco sutil: "¡DALE NENA, QUE QUEREMOS BAJAR!".

• Soy de esas que miran a los ojos uno por uno a los pasajeros poniéndolos incómodos.

• Soy de esas que suelen dormirse en hombros ajenos.

• Soy de esas que gritan cuando hablan por celular porque no escucho al que me habla del otro lado.

• Soy de esas que de repente se ríen de la nada, porque se me ocurrió algo gracioso.

A pesar de todo algunas veces logré entablar charlas con desconocidos en subtes, bondis o trenes, y eso es algo que me gusta mucho. Asique, les suplico, si me cruzan por un transporte público no me peguen ni me escupan, denme una oportunidad. Prometo que no en todos los ámbitos soy tan insoportable.