Friday, March 18, 2011

Droga.

Me consumís y siento como todo de mi gira a tu alrededor. En mi cabeza aparece la imagen de Ariel frente a Úrsula, mientras su voz es arrancada de su garganta. Así sos vos.
Sacás todo lo que hay en mi cuerpo. Absorbés lo que hay en mi mente. Todas mis preocupaciones. Todas mis alegrías. Todo mi ser.

Todo está centrado en vos, y me comés. Me mordés y me violás, me desnudás y te deshacés de mi piel. Me abrís por la mitad, me quebrás los huesos y uno a uno te apoderás de todos mis órganos.

Siento cómo me consumís, como me absorbés. Me tomás y te inyectás mi espíritu. Soy tu droga y no parás hasta dejarme vacía, vacía.

Lloro porque estoy vacía. Lloro porque me atormento. Me atormento porque estoy vacía y vos lleno, lleno de mí. Y toda mi sangre pasa a correr por tus venas, y mi aliento llena tus pulmones, mi saliva humedece tus labios y toda mi energía es la que te llena de vida.

Me miro al espejo. Los labios resecos, quebradizos, y las ojeras, y los ojos rojos y los cachetes hinchados. Y siento toda la transpiración pegada a mi cuerpo. Esa transpiración que me atrapa y me sofoca. Y vos, del otro lado, repleto de fluidos y colores, lleno de ideas y ocupaciones. Caminando o corriendo, o hablando, o gritando. Y yo muriendo.

Más de una vez me pregunté por qué te tomarías el trabajo de reconstruirme, sólo para volver a romperme. Pero ahora lo comprendo: es tu abstinencia, tu necesidad. Sos el drogadicto y yo tu heroína, yo el agua en medio de tu sed. Por eso no podés perderme, por eso debés matarme una y mil veces.

Quizás yo muera de tristeza. Quizás olvide cómo respirar o mi corazón simplemente se canse de latir. Y entonces ¿Qué harás? ¿Buscarás una nueva droga? ¿Consumirás a alguien más? Sólo sé que cada vez te cuesta más volver a armarme, poner cada órgano en su lugar y hacer bombear mi sangre. Sólo sé que estoy vacía de ideas y ganas, y cada vez más me asemejo a un vegetal. Mi marcapasos, mi tubo de oxígeno, mi suero, están a tu disposición. También lo están el bisturí que me corta y la locura que me acecha.

A veces me pregunto, si seré simplemente el reemplazo de otra droga. Porque mientras me consumas, al menos quisiera que supieras que nadie tiene tanto para darte como yo.

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