Tuesday, September 1, 2009

Del Amor y sus Batallas.


La perfección del amor sólo existe mientras éste sea imposible.

Esa pureza platónica de lo inalcanzable, la idealización y el deseo impostergable de necesitar lo que no nos corresponde, lo que nunca podremos tener.

Las películas de amor terminan cuando el protagonista consigue al fin estar junto a su pareja. Porque lo emocionante, aquello que nos trae escalofríos a lo más románticos es la búsqueda en la cual se pretende hacer realidad ese sueño que guardamos en secreto, que lloramos y ansiamos.

Creer que nunca tendremos al otro hace que lo queramos con infinitud, que se vuelva indispensable para nuestra felicidad. Que cada minuto compartido con la otra persona, aunque sea sólo una palabra, una sonrisa observada desde lejos, se transformen en marcas imborrables, en recuerdos inolvidables, en los mejores momentos de nuestras vidas.

Recuerdo de él cada cosa anterior a las cotidianas. Cada silencio, cada charla, cada roce. Cada lágrima, cada muerte y cada euforia.

Hasta que ese anhelo se torna alcanzable, todo lo que hacemos, lo hacemos por primera vez. Todo es una aventura, todo es una experiencia inigualable e irrepetible.

El amor que perdura en la muerte, o aquél que nunca llega a concretarse, es el eterno. El que es puramente amor y jamás dejará de serlo.

¿Qué hubiera sido de Romeo y Julieta si no hubieran muerto ambos? Romeo probablemente se hubiera dado cuenta de que su amada era gruñona, histérica, que no lo dejaba vivir en paz. Julieta pensaría quizás que Romeo era inmaduro y enamoradizo hasta el hartazgo. Se hubieran peleado constantemente, se hubieran vuelto locos el uno al otro. Quizás lo hubiesen callado, sufrido en silencio, viviendo de los recuerdos y de la esperanza de poder, algún día, volver a la pureza de sus sentimientos.

No necesariamente termina el amor, pero sí se vuelve costumbre. Se empieza a lidiar con esos problemas reales, esos mismos que siempre creímos que en un amor así no podrían interferir.

Y sí. Terminan interfiriendo.

Porque el amor ideal es justamente el que se idealiza, el que queda lejos de la realidad.

Es, en un ejemplo algo grotesco, como pasarse una vida mirando con ojitos tiernos las películas de (Actor), y simplemente no poder imaginarlo gritándonos. Porque si en algún universo paralelo pudiéramos casarnos con (Actor), la vida sería perfecta. Él sería perfecto. Vos serías perfecta.

Yo creo en el amor eterno. Creo que puede pasar con cualquiera, a cualquier edad, en cualquier cantidad de tiempo y de cualquier modo.

Pero creo que se requiere de algo quizás más difícil de hallar que el amor mismo: la fuerza para luchar en el Mundo Verdadero. La que nos hace seguir en búsqueda de momentos de pura pasión para no vivir en memorias. La que se esfuerza por un hoy mejor, y no se queda probando nostalgias. La que sabe que el amor es una ocupación, veinticuatro horas al día, siete días a la semana.

Para la vida en general, es cómodo creer que una Solución Mágica nos será regalada por el Universo o el Karma. Que todo estará bien porque así debe estarlo, y basta con sentarse a esperar que el Destino juegue sus buenas cartas.

De la misma manera, algunos se refugian en el pensamiento de que el Amor Verdadero será aquel que salga de manera natural por siempre, al que jamás tengamos que dedicarle voluntad, al que nunca "cueste".

Estoy segura de que no es así. El amor sí tiene que surgirle a uno sin buscarlo. Tiene que ser incontrolable, incalmable. Pero a medida que se torna en algo menos parecido a las películas y más parecido a la realidad, es entonces cuando de un mismo depende aprovechar ésta oportunidad (probablemente única) que se nos presentó al enamorarnos.

Enamorarse es un regalo, él más hermoso que puede pedirse. Y como a cualquier otro, hay que disfrutarlo, pero también cuidarlo antes de que se rompa.


Es verdad... las cosas cambiaron. Las cosas siempre cambian. Y por lo general, se hacen más difíciles.

Pero por otro lado, si quisiera que las cosas fueran igual que ayer... Entonces jamás debería haberte hablado, jamás debería haberme jugado la vida. Porque lo que buscaba con eso era que, justamente, las cosas cambiaran.

Que algo requiera más esfuerzo, no quiere decir que sea peor. Sino que lo queremos más.

Y sino, preguntale a Romeo, qué tan difícil se le hace amar por siempre a Julieta bajo cinco metros de tierra. Cuando te morís, todo es eterno... Así cualquiera.

Creo que llega un momento en que uno tiene que probarse a sí mismo cuánto realmente ama a la otra persona, porque siempre amar desde lejos, amar en silencio, es más fácil (aunque también más doloroso) que amar no a pesar de los problemas, sino porque sentimos fielmente que esos pequeños problemas y sus resoluciones son los que hacen cada día un amor mejor.

Como todo lo importante en esta vida, el amor es un desafío.

Yo estoy dispuesta a afrontarlo.

¿Y vos?

1 comment:

tu rubia cosmica said...

HEY!
entre a tu blog, ves! q me acuerdo de vos. me parecio genial este texto y lei un par mas muy buenos tambien, sigo leyendo!
te extraño amiga. un beso gigante